El pasado día 18 de noviembre no perdí la ocasión de visitar el buque oceanográfico Ángeles Alvariño, del Instituto Español de Oceanografía. Estaban de jornadas de puertas abiertas en el muelle de Santa Cruz de Tenerife, a tiro de piedra del Centro de Investigación Atmosférica de Izaña, así que era una oportunidad única que no había que desaprovechar.
En este buque, además de personal investigador del Instituto Español de Oceanografía y de personal de tripulación, también habían investigadores del Museo de la Naturaleza y el Hombre (Tenerife). Todos ellos nos guiaron por las diferentes secciones del barco, explicándonos desde el instrumental que usan para recoger muestras, situado en la cubierta, hasta lo que se hace en cada uno de los laboratorios y demás áreas.
El personal que nos ofreció explicaciones sobre todas las actividades que se realizan en el barco fue muy amable, simpático, y nos dieron una gran cantidad de detalles sobre su trabajo.
En la cubierta del barco pudimos ver un sofisticado robot para la extracción de muestras del suelo marino. El barco tiene un sistema de estabilización fuera de lo común, que permite que se mantenga en un mismo lugar con una precisión asombrosa.
Una de las primeras cosas llamativas de la experiencia fue poder tocar estas rocas volcánicas, producto de la reciente actividad volcánica en El Hierro. Nos explicaron su diferente origen y pudimos comparar sus pesos, texturas y colores.
En uno de los laboratorios pudimos ver otro ingenio alucinante: la roseta oceanográfica. Este instrumento es capaz de tomar muestras para caracterizar verticalmente algunos parámetros fundamentales para estudiar los fondos marinos, entre ellos la temperatura, fluorescencia, turbidez y la salinidad.
En la sala de pesca del buque nos explicaron muchísimas cosas más, e incluso vimos muestras de algunas especias marinas como las que puedes ver en la foto. Las explicaciones fueron especialmente amenas y divertidas gracias al joven investigador gallego encargado de ellas.
Por último, visita a la sala desde la que se controla el barco, el puente de mando. Si esperas ver un timón….no lo vas a encontrar. En este tipo de barcos de última generación todo se controla con ordenadores y joysticks, como si de un videojuego se tratara. La luz no era buena para sacar fotos, pero ahí van unas cuantas. En uno de los monitores se puede observar que hacen uso de la predicción marítima de AEMET.
No hice fotografía en todos los laboratorios del buque, pero habían otras cosas realmente alucinantes, como, por ejemplo, el taller de acústica y control.
Si tienes ocasión de poder visitar este u otro buque oceanográfico, no dudes en hacerlo. Para los que estamos más acostumbrados a ciencia de tierra adentro, de atmósfera o incluso de atmósfera hacia afuera 🙂 , esta es otra manera de ver la ciencia. Los océanos todavía nos deparan muchas sorpresas y con buques como el Ángeles Alvariño, y con su investigadores y tripulantes, conoceremos todos sus secretos.
Termino este post con algunas fotos que hice al salir del barco. Si en algún momento los investigadores y/o tripulación que tan bien nos recibieron me leen…¡un saludo!
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