Después de dos años sin algo a lo que poder llamar realmente vacaciones, y un último año de infarto con un montón de trabajo (algunos tan gratificantes como haber dado clase en la Universidad Europea de Canarias, o haber realizado un trabajo de asesoría para la división de Medio Ambiente de Naciones Unidas, entre otros), por fin me toca tomarme unos días de auténtico descanso. Como siempre en la vida del científico, y en muchas otras profesiones estoy segura de que ocurrirá lo mismo, habrá que cortar el descanso ocasionalmente para hacer algunas tareas ineludibles, pero con mucha más tranquilidad. No…
Mi blog personal sobre investigación, divulgación científica y música