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Beneficio negativo

Llevo dos cursos impartiendo una asignatura llamada Matemáticas Empresariales. Es una asignatura de primer curso que comparten algunos grados universitarios relacionados con el mundo empresarial. En general todo transcurre como es habitual, es decir, quien atiende y trabaja supera bien la asignatura, y quien pasa olímpicamente suspende (porque no creo que estos últimos tengan menos capacidad que el resto de sus compañeros). El caso es que, independientemente de los buenos resultados de un estudiante en esta asignatura, he descubierto que casi todos tienen una cosa en común: ni se les pasa por la cabeza considerar que un beneficio puede dar un resultado negativo.

El cálculo de la función beneficio es un ejercicio típico. Damos una función precio (o dos, según estemos en problemas de funciones reales de una o dos variables reales), y de ahí calculan la función ingresos, pues los ingresos son el producto del precio por la cantidad de unidades vendidas. Damos también una función costes. El beneficio deben calcularlo como la diferencia entre los ingresos y los costes. Fácil, B(x,y) = I(x,y) – C(x,y)  si estamos con funciones reales de dos variables reales, o B(x) = I(x) – C(x) en el caso de funciones reales con una variable real.  A x e y llámalas como quieras (normalmente son cantidades q).

Pues bien, si ponemos valores a las variables x e y, es posible que ese valor de B sea negativo. ¿Por qué no? Puede dar tanto un valor negativo, como cero, como un valor positivo. Es económicamente posible. Un beneficio negativo significa básicamente que no ganas, lo cual es posible. Pero resulta que la mayoría de mis alumnos, y no será porque no se los haya explicado tropecientasmil veces, creen que el beneficio no puede ser negativo porque, oh Dios mío, las pérdidas no pueden existir. Hasta los alumnos más brillantes cometen a veces este error. Lo explican en la hoja de problemas o en el examen. En el mundo de algodón de azucar y piruleta en el que han sido criados los millenials, las pérdidas no existen. Siempre tienen que ganar, y si el resultado les parece que no les beneficia cierran los ojos y dicen que ese resultado no es posible.

Señores y señoras, despierten. Este mundo no es un escenario en el que todo sale bien y siempre ganas en los negocios. Los beneficios pueden ser negativos. Si tras sustituir valores en la función les sale que B es menor que cero, no está mal. Es económicamente posible, aunque lógicamente no es lo que busca el empresario.

Cuánto daño está haciendo la cultura del «todo va a salir bien si lo deseas».

 

 

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