Yo nunca había escuchado ni leído esta historia: el vidrio de los ventanales de catedrales antiguas es más grueso en su parte inferior que en su parte superior porque el vidrio ha fluido en todos esos años. Dicen que es una historia que cuentan habitualmente algunos profesores de física o de química en sus clases, y yo hoy me la encontré nada más y nada menos que en un libro de física para arquitectos. Puedes llamarme desconfiada, pero no me creí esa afirmación, así que me puse a pensar sobre ello y a buscar información.
Lo primero que hay que observar es que el vidrio no es lo mismo que el cristal. El vidrio es un sólido cuyas moléculas no están situadas una respecto a otras de forma regular. En cambio, en el cristal las moléculas (así como también sus átomos) están dispuestos de manera regular.
Vale, el vidrio aparenta ser un fluido si está a temperatura muy alta. Todos hemos visto imagenes de artesanos trabajando con el vidrio, moldeándolo a grandes temperaturas, consiguiendo casi cualquier forma que se les ocurra. Los objetos que crean se solidifican a temperatura ambiente. Pero lo cierto es que en el vidrio la estructura atómica es tal que sus átomos no están dispuestos siguiendo un orden repetitivo a lo largo de todo el sólido, sino que se forman estructuras que van cambiando de orientación de forma aleatoria. Esto es diferente a lo que ocurre en los líquidos o en los gases, donde los átomos están desordenados, o en los cristales, donde sí que hay un orden repetitivo a lo largo de todo el sólido. La estructura del vidrio es amorfa pero no deja que éste fluya, porque las posiciones de los átomos unos respecto a otros no pueden cambiar.
En realidad hay que hacer una matización: hay cierto margen para que los átomos se reordenen ligeramente en un vidrio, muy lentamente, pero claro….¿qué significa «muy lentamente»? No puedo ver fluir el vidrio de mi ventana, ¿pero realmente ha fluido el vidrio de los ventanales de las catedrales antiguas después de tantísimos años?
Pues la solución a este enigma está en el cálculo del tiempo necesario para que el vidrio de un ventanal de de catedral fluya, de manera que se pueda observar que el grosor en la parte inferior es mayor que en la superior. Estuve buscando información sobre esto y en esta web hablan de este asunto y de dos artículos donde se aborda este problema (tienes los enlaces al final de ese interesantísimo post). Uno de los artículos es un artículo de Edgar Dutra Zanotto (Brasil) y el otro es un artículo publicado en el New York Times por Kenneth Chang. Están muy bien los dos, aunque ninguno de ellos es una publicación que haya sido publicada en una revista científica. Hay otro artículo sobre esto que sí aparece en una publicación científica, escrito por Yvonne Stokes (Australia). De estos artículos se puede concluir que se necesita muchísimo tiempo para poder apreciar los efectos del fluir de una vidriera. Se necesitan como mínimo 10 millones de años, que obviamente es mucho más que la edad de cualquier catedral!!
La única explicación por ahora es que todo se deba a la manera de fabricar aquellos vidrios antiguos. En aquella época era muy difícil conseguir que toda la lámina de vidrio tuviera el mismo grosor. Por lo tanto, eso de que las ventanas de la catedrales son así porque el vidrio fluye es un mito. 😉
Las escalas de tiempo a las que suelen ocurrir muchos de los fenómenos de la naturaleza son inconcebiblemente grandes o por el contrario inconcebiblemente pequeñas. olvidamos fácilmente nuestra escala de temporalidad y esto es lo que nos lleva a confusiones sobre el comportamiento de objetos como el vidrio bien puede ser el vidrio un fluido, pero por que tiene que fluir ante nuestros ojos?
Efectivamente Raúl. La naturaleza nos sorprende con fenómenos que ocurren a unas escalas temporales que cuesta comprender, pero están ahí. Muchas gracias por tu comentario. Saludos!
Saludos.
Aquí en Costa Rica, en el ámbito de la física universitaria, alguna vez escuché a un profesor contar esa «historia» del vidrio que fluye lentamente y los vitrales gorditos en la base. Nunca he encontrado algún respaldo en la literatura.
Sí, es una leyenda muy extendida. Es curioso cómo estas historias pasan de boca en boca pero luego no están documentadas en ningún sitio. Gracias por tu comentario. Saludos!
Silvia. Genial tu post. Hoy surgió este debate entre dos de mis estudiantes y la verdad no supe quién de los dos tenía razón. La próxima clase les llevo este link. Muchas gracias.
Qué bueno que te sirvió en tu clase. Me alegro mucho. Gracias por hacérmelo saber!
Saludos,soy estudiante de ingeniería y me tope con este mito en un libro de materiales. Gracias por el post me ayudo mucho.
Mucha gracias por tu mensaje Jhoel. Me alegra que te haya ayudado. Saludos!
Hola Silvia, en el libro «Breve Historia de casi todo» de Bill Bryson, el el capítulo 14 «Fuego de abajo» se recoge ese hecho haciendo referencia a que el manto exterior de la tierra, lo que está debajo de la corteza terrestre, también es viscoso, o fluido, pero viscoso al modo que lo es el cristal, y pone de ejemplo las vidrieras de catedrales antiguas. Gracias
Muchas gracias por tu referencia a ese libro Aurelio. Saludos!