Haciendo una búsqueda de papers sobre un tema muy determinado, anoche me encontré con uno muy interesante en ArXiv en el que citaban dos papers míos. El caso es que habían escrito mal mi apellido. Me pusieron Alonzo-Pérez en vez de Alonso-Pérez. El paper tenía una marca de agua que indicaba que ya había sido aceptado por una revista. Evidentemente es un pequeño fallo de los autores, pero ¿no comprueba la revista las referencias? Este que cuento es un problema menor, porque supongo que por el título del paper ya se contabilizarán esas citas. Sin embargo, este hecho me recordó que desde hace meses quería escribir aquí sobre el control de las revistas en las listas de co-autores.
Desde hace ya bastante tiempo se vienen hablando sobre el problema de los autores invitados e incluso de los autores fantasma en los papers científicos. Los primeros, autores invitados, son autores de mucho prestigio que alguna gente invita a aparecer en la lista de co-autores, aunque no hayan hecho nada en el artículo, solo por darle caché al trabajo. Es algo que tristemente ocurre. Si sigue haciéndose debe ser porque las revistas pican y el truco realmente funciona. Lamentable. El segundo caso, el de los autores fantasma, es bastante más extraño: son autores que simplemente no existen, que nadie les conoce en sus supuestas instituciones, pero que han sido inventados y añadidos en la lista de co-autores normalmente para destapar fallos en el proceso de revisión por pares de esas revistas. Lo curioso es que se han publicado muchos artículos científicos utilizando estas técnicas en revistas de prestigio.
Hoy mismo me encontré con este artículo en la web Retraction Watch: Should papers be retracted if one of the authors is a total asshole? Te invito a que lo leas porque es realmente curioso. Para los que no controlen mucho el idioma inglés, trataré de resumirlo: ¿Debe publicarse un artículo si uno de los autores es un completo gilipollas? Más o menos eso es lo que nos dice el título del artículo de Retraction Watch. La parte más destacable es aquella en la que nos cuentan la historia de un artículo científico sobre dinámica molecular que el físico William G. Hoover, del laboratorio Lawrence Livermore National Lab, envió a dos revistas internacionales en el año 1987. El artículo fue rechazado por las dos revistas. Una de esas revistas era la conocidísima Physical Review Letters y la otra era Journal of Statistical Physics. El caso es que William G. Hoover cambió el título del paper y le añadió un nuevo co-autor ficticio, llamado Stronzo Bestiale (que Retraction Watch traduce al inglés como «Total Asshole», lo que vendría a ser algo así como «Auténtico Gilipollas») y lo volvió a enviar a Journal of Statistical Physics, y la revista lo aceptó. 🙂
También es de destacar que, según el post de Retraction Watch, el inventadísimo Stronzo Bestiale tiene perfil en Scopus donde aparece como un investigador en activo en el Instituto de Física Experimental de la Universidad de Viena, con varios artículos como co-autor.
En otra ocasión escribiré un post sobre los papers escritos en modo random (hay una web que escribe papers con frases aleatorias) y que han sido aceptados por revistas internacionales. Posiblemente esa historia es más flipante que sobre la que he escrito hoy.
¿Son suficientes los métodos de control de las revistas para detectar fraudes en las co-autorías de los papers? ¿Utilizan muchos esta falta de control de modo fraudulento?
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